23 abril 2024

Castigo divino

(Publicado en Brújula Digital, ANF y Público Bo el sábado 20 de abril de 2024)

Cuando publiqué la nota que sigue a continuación, no se había aún realizado la segunda vuelta en las elecciones para el rectorado y el vicerrectorado de la UMSA. Este martes 23 de abril, tuvo lugar la definición final entre los dos frentes, resultando en una paliza notable al rector saliente, con casi el doble del voto ponderado. A mi comentario anterior sólo puedo añadir que llama la atención que los docentes se hayan revelado más conservadores y apegados al poder prebendal muy vinculado al masismo, mientras los estudiantes votaron por un cambio de dirección. Aunque irrelevante desde el punto de vista del número de votos, me sorprendió que los docentes del CIDES, la crema y nata de la intelectual investigadora de la UMSA, hubieran votado casi parejo, con apenas un voto de diferencia en favor del cambio. Qué bueno sería que el voto no fuera secreto sino franco y digno. 

El martes 16 de abril fueron las elecciones para rector en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), la principal universidad pública del país, muy venida a menos debido a pésimas gestiones marcadas por la politiquería barata, la demagogia, la desidia y el descenso vertical de la calidad académica.

He frecuentado poco la UMSA, primero como estudiante de Medicina (en 1969), y luego de Filosofía y Letras (una buena experiencia porque tenía como profesores nada menos que a Jaime Sáenz y a Marcelo Quiroga Santa Cruz, entre otros de gran nivel). Di clases en el Taller de Cine como profesor invitado a fines de la década de 1970 (junto a Antonio Eguino, Paolo Agazzi, Luis Espinal), y participé en algunas actividades de investigación en la carrera de Comunicación hace 10 años, pero he mantenido desde entonces una distancia prudente para no enlodarme con el oportunismo y la mediocridad imperantes en ese ámbito donde gobiernan personajes con muy poca trayectoria en la investigación, pero mucho recorrido en la manipulación.

La carrera de Comunicación tuvo en el pasado mejores momentos, cuando estaba Carlos Soria Galvarro, Antonio Peredo o Cecilia Quiroga (entre otros), pero ahora da lástima por su baja calidad académica, con excepción de 5 o 6 profesores que conozco y cuya trayectoria los honra. Esa carrera no es ni un pálido reflejo de lo que fue, basta constatar que las artimañas políticas han permitido que llegue a decano de la Facultad de Ciencias Sociales un personaje que por méritos propios debería seguir proyectando diapositivas en el MUSEF.

Las dos principales candidaturas 

No necesito ser estudiante ni profesor en la UMSA para saber lo que sucede en esta universidad y para opinar sobre ella. En el ámbito público, todos los ciudadanos estamos habilitados para evaluar a las instituciones que dependen de nuestros impuestos.

Fue contundente el resultado de la primera vuelta en las que pretendía ser reelecto Óscar Heredia, conocido como el “chalinas” por la chalina roja que usa como imagen de marca de su campaña electoral permanente (desde que asumió el rectorado). La principal candidatura opositora, de María Eugenia García, vicerrectora de la UMSA, ganó con 38% de los votos, contra 32% para Heredia. Fue destacable que el tercer frente, Insurgentes, de Guido Zambrana, haya obtenido un 23.71% del voto ponderado. Un 44.75% de los estudiantes votó por el frente MAU, pero sólo 21.97% por el frente de Heredia, mientras 27.77% de los estudiantes votó por Insurgentes. Definitivamente los estudiantes no quieren al actual rector. 

No me gusta mucho la expresión “castigo divino” (título de este artículo), por su connotación religiosa o sobrenatural, pero se aplica a la paliza electoral recibida por Heredia. Prefiero la expresión en inglés: “Poetic justice”, es decir, “justicia poética”, que viene a representar lo mismo: cuando el vicio es castigado y la virtud premiada.

El prepotente y soberbio rector ha recibido el castigo de los estudiantes, sobre todo de las mujeres, que lo han repudiado por ser las principales víctimas de un reinado prebendal machista donde se encubrió a los corruptos (Quelali, Mendoza, otros) y se premió el oportunismo y la obsecuencia. Las prácticas políticas de penetración y copamiento del MAS fueron pan de todos los días en el manejo institucional, y se hicieron más evidentes a medida que se acercaban las elecciones. Docentes y directores acusados de acoso sexual y chantaje a estudiantes, siguen impunes y festejando, como es el caso del decano de Ciencias Sociales, exhibido públicamente por María Galindo.

Entre bomberos no se pisan la manguera… El tráfico de prebendas y favores es escandaloso. Si se hicieran auditorías de los centros de estudiantes y otras instancias creadas gracias a la autonomía universitaria para comprar y vender apoyos, se encontrarían muchas irregularidades. A diferencia de las universidades donde lo académico es primordial y el ambiente de compañerismo entre profesores y estudiantes es la norma, en la UMSA se respira un aire enrarecido que podría cortarse con cuchillo por su espesor tumefacto.  

Heredia arguyó que fue atacado, 
pero no existe ningún otro video que lo muestre

La campaña electoral ha sido virulenta y ha corrido mucho dinero para comprar voluntades. No han salido del bolsillo del candidato contumaz los recursos para organizar ágapes y repartir comida (con la peregrina idea de que los estudiantes venden su voto por un choripán). El uso de la televisión universitaria al servicio de Heredia dice mucho de la calidad del personaje, pero también de la pobreza espiritual de técnicos y periodistas que se prestaron a ese juego ilegal y espurio.

No sé si para la segunda vuelta el martes 23 de abril correrá más dinero para mantener el poder al MAS en la estructura y mecanismos de gobernabilidad de la UMSA, pero lo cierto es que sería mejor para la universidad y para el país la promesa de una gestión con énfasis en la calidad académica y rigor en el principal rol de toda universidad: la generación de conocimiento en favor de la sociedad.

Las funciones sustantivas de la universidad: docencia, investigación y extensión, han fracasado, salvo en algunas carreras que suelen ser mencionadas por la calidad de los estudios (historia, literatura, biología, medicina y alguna otra). La UMSA está enferma, tiene un cáncer de corrupción y oportunismo que la carcome. No recuerdo un buen rector de la UMSA desde Pablo Ramos y su vicerrector Rolando Costa Arduz. (La página web de la UMSA es tan mala, que ni siquiera tiene una lista de todos los rectores, es una universidad sin memoria).

Resultado final de la segunda vuelta electoral

Esperemos que soplen nuevos vientos que barran con los malos docentes, los acosadores y oportunistas sin méritos académicos. Ojalá se abra un periodo donde la investigación de calidad sea valorada y se apoye con recursos a investigadores serios (y se acabe con los tramposos que “publican” libros chapuceros, haciéndolos fotocopiar en la esquina). Y ojalá que la extensión hacia la sociedad se traduzca en proyectos de envergadura y de largo plazo, con una visión de futuro que la UMSA ha perdido completamente.

Se necesita un cambio de motor, no solamente de aceite. Se requiere una persona de agallas, con muchas ambiciones académicas y decidida a sacrificar su destino político, porque tendrá que lidiar con verdaderas mafias incrustadas en la UMSA, y erradicarlas. Basta ya de una autonomía universitaria donde cada facultad es una república independiente: la universidad necesita avanzar de manera conjunta sobre valores renovados.

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El mayor castigo para quienes no se interesan por la política
es que serán gobernados por personas que sí se interesan.
—Arnold J. Toynbee 
 

16 marzo 2024

La casa del cine

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y ANF el sábado 16 de marzo de 2024)

El 21 de marzo de cada año se conmemora el Día del Cine Boliviano, en memoria de Luis Espinal Camps, quien fue uno de sus más comprometidos impulsores, salvajemente asesinado en esa fecha el año 1980.

Meses atrás circuló una carta solicitando firmas para “exigir” que el directorio de la Cinemateca Boliviana (que es un fideicomiso, una fundación independiente) rinda cuentas… ¿Cuentas a quién y a cuenta de qué?

Muchos amigos pisaron el palito ingenuamente y luego estaban pidiendo perdón por haber firmado sin reflexionar. El problema es que ni siquiera los amantes del cine parecen entender que una cinemateca o filmoteca no es sólo un cineclub donde uno va a ver buen cine, sino un repositorio donde se recuperan las obras, se conservan en buenas condiciones y se clasifican como parte del patrimonio cultural. La Cinemateca Boliviana ha rescatado el 80% del material fílmico de Bolivia, y entre los méritos de años recientes, es haber realizado un magnífico catálogo de todo el material catalogado en Archivo Fílmico Marcos Kavlin, a quien tuve el gusto de conocer cuando investigaba para mi Historia del cine boliviano (1982).

El bolillo fatal 

Otro gran logro, ha sido obtener como donación un scanner digital para películas 16mm y 35mm, en positivo y negativo, para poner en valor el archivo fílmico, que además se ha enriquecido con nuevas colecciones como las de Antonio Eguino, la producción de Wallparrimachi, la donación de Francisco Cajías y Mauge Muñoz, el Fondo Pat y la colección “De Cerca” de Carlos D. Mesa. Eso representa un incremento adicional de 40 % del patrimonio fílmico boliviano. La Cinemateca ha digitalizado y restaurado películas bolivianas que de otro modo no se podrían ver (Warawara, El bolillo fatal y otras), y ahora ese proceso seguirá con su propio film scanner.

Blackmagic Film Scanner

Algo que “no se ve” pero que es fundamental es la reorganización administrativa y financiera de la Fundación Cinemateca Boliviana, adaptándola a la situación atravesada en años recientes, agravada por la pandemia, la piratería y la aparición de nuevas tecnologías de consumo audiovisual que han mermado el público que asiste a las salas. Esa reorganización necesaria, que había sido postergada durante muchos años, ha permitido el pago de deudas y beneficios sociales acumulados desde anteriores gestiones. Hoy, las finanzas de la Cinemateca Boliviana están casi saneadas por completo, aunque el logro no esté anunciado en cartelera. Además, hay que mencionar que con mucho esfuerzo se han generado, presentado y obtenido por concurso un total de 26 proyectos internacionales para beneficio del archivo y de la programación.

La Cinemateca no necesita que la defiendan, pues esos logros hablan por sí mismos. Pero es necesario explicitarlos con todas sus letras para quienes no los conocen, y reiterarlos para quienes sí los conocen pero pretenden ignorarlos y ningunearlos llevados por la inquina y la mezquindad tan propia de nuestro provincialismo feudal.

Como lugar de exhibición, la Cinemateca ha acumulado otros méritos, pues desde su inicio presenta todas las películas que se producen en Bolivia, pero además ha dado espacio para que operen en sus instalaciones varios cineclubs (La mejor película del Mundo, Cineclub Sopocachi, etc.), se realicen festivales de cine (Cine Radical, entre otros) y se mantengan mediante acuerdos con embajadas pantallas para conocer la cinematografía de otros países (Movie Nights, Cine Alemán, y mucho más). Algunas de estas actividades atraen mucho público y son gratuitas para el espectador, pero la Cinemateca recibe de las instituciones ingresos que le permiten sobrevivir. A veces presta sus salas gratuitamente, cuando la actividad es interesante y los grupos culturales no pueden pagar el alquiler de las salas. La actividad es enorme, en ocasiones las filas para entrar se extienden por varias cuadras (para el cine coreano, por ejemplo). Si bien hay poco público para las proyecciones regulares, los ciclos especiales atraen mucha gente joven. No hay semana sin actividades especiales, pero como no hay un encargado de publicitar esas actividades, poco las conocen quienes no se acercan a la Cinemateca pero la critican desde los sofás de su casa.

En salas de cine comerciales se considera que con menos de 10 espectadores no es rentable proyectar un filme, pero en la Cinemateca Boliviana aunque haya tres espectadores se hace la proyección. Se exhiben todas las películas bolivianas, por muy malas que sean, pero algunos cineastas le dan la espalda a la institución que ha privilegiado la exhibición de nuestro cine, en lugar de competir con las salas comerciales y convertirse en una más de ellas. Claro que también se pueden ver en sus pantallas las películas que están en los cines de los centros comerciales, a condición de que sean obras interesantes. Hay un equilibrio que ha impedido que la Cinemateca se convierta sólo en exhibidora de filmes taquilleros.

Jorge Sanjinés recibe el Cóndor de los Andes en la Cinemateca

El más emblemático director de cine de Bolivia, Jorge Sanjinés, eligió a fines de febrero la Cinemateca Boliviana para recibir el Cóndor de los Andes de manos del presidente Luis Arce Catacora, quien además permaneció todo el tiempo que duró la premiere de Los viejos soldados (2024), la obra más reciente del director de Yawar Mallku, El coraje del pueblo y La nación clandestina, entre otras.

La Cinemateca Boliviana otorga cada año el premio Semilla, para reconocer el esfuerzo de los trabajadores del cine, tanto técnicos como directores, guionistas o productores. Además es la institución de referencia internacional, encargada de seleccionar las obras bolivianas destinadas a competir en los Oscar y en los premios Goya. Ello se hace de manera transparente con un jurado de especialistas, entre los que me ha tocado trabajar varias veces.

Todo lo anterior, que es mucho, lo hace la Cinemateca Boliviana con un personal mínimo, que se reduce a la directora Mela Márquez y a su asistente Nancy Pinto. Elizabeth Carrasco, encargada del centro de documentación se jubiló recientemente. Luego hay tres proyeccionistas que a su vez se turnan para vender las entradas, y dos encargados del estacionamiento que abre 24 horas y que es una fuente de ingreso para la institución. Además, un administrador a medio tiempo, así como personal de limpieza y otros colaboradores que ocasionalmente contribuyen en tareas indispensables. Es decir, estamos hablando de menos de diez personas en total, solo la mitad a tiempo completo.

Comparativamente, la Cinemateca de Bogotá (Centro Cultural de las Artes Audiovisuales), que visité el año 2019 y sobre la que escribí en Página Siete, sólo se dedica a la exhibición y capacitación, además de tener un archivo documental y biblioteca, pero cuenta con más de 50 empleados. Otra institución colombiana importante, el Archivo  Fílmico, que es el repositorio de todas las películas, cuenta con 8 a 10 funcionarios a tiempo completo, y varios otros en proyectos especiales. En Colombia el Estado se ha preocupado desde hace muchos años por el apoyo a las instituciones culturales y ha permitido su continuidad a través de los gobiernos, sin politizarlas como se ha hecho en Bolivia con la Fundación Cultural del Banco Central, entregada a funcionarios afines al MAS.

Girolamo Savonarola

En ese contexto y en ocasión de una conmemoración más del Día del Cine Boliviano, la carta de los inquisidores (que obtuvo más de 600 firmas) es un vergonzoso despropósito. Los modernos Savonarola, que nunca van a la Cinemateca pero se quejan de que no hay público, cayó en saco roto cuando los firmantes se dieron cuenta del engaño.

Los argumentos que hicieron circular al margen de la carta son pueriles: la proyección de la sala 2 no es buena, el trato de los funcionarios no es amable y el baño es un desastre. Nunca nos quejamos de las proyecciones en la sala prestada de la calle Pichincha, donde acudíamos ávidos de buen cine pero también por solidaridad. Ahora que hay asientos cómodos, la Sala 1 con proyección DCP y Dolby,  y un edificio estupendo que está en un zona más accesible al público cinéfilo, los inquisidores no van.

Claro que las cosas podrían estar mejor si el Estado apoyara económicamente a la Cinemateca sin mellar su independencia, como sucede en todos los países civilizados. Un poco de apoyo permitiría tener más personal, mejorar las condiciones de las salas y del baño, y realizar nuevas iniciativas para atraer más público.

Un proyecto que yo he sugerido varias veces desde hace varios años, es un Museo del Cine, debajo de la escalinata principal, en un espacio poco y mal aprovechado. No costaría mucho dinero colocar ahí una puerta de vidrio para cerrar esa sala y exhibir cámaras, proyectores, carteles, fotos y otros objetos que la Cinemateca ya tiene, pero que el público ve muy rara vez. Conozco varias familias dispuestas a donar equipos antiguos para mejorar esa colección.

En fin, ¿a cuenta de qué, de quién y por qué aparece esa petición exigiendo “cuentas” al directorio de una fundación cultural independiente del Estado, del que no recibe ni un centavo? ¿Acaso de le exigen informes a otras fundaciones privadas? No ponen un pie en la Cinemateca ni siquiera cuando se están velando ahí los restos de un amigo y colaborador, como sucedió a fines de noviembre cuando falleció José Bozo. Las ausencias aviesas fueron notorias.

Fundadores de la Cinemateca: el alcalde de La Paz Mario Mercado,
con Amalia de Gallardo y Renzo Cotta

La ignorancia es atrevida, porque felizmente la Cinemateca Boliviana tiene en orden sus cosas. Hay informes narrativos y económicos detallados de cada proyecto que se ha llevado adelante, ya sea para lograr por primera vez un film scanner, o proyectores nuevos para las salas. Uno de los mayores logros es haber pagado casi la totalidad de la deuda acumulada por muchos años, y eso está  bien documentado. Limpiar las finanzas de una institución es más importante que remodelar el baño (se aceptan sugerencias de financiadores para ese propósito).

Si los gestores de la carta inquisidora se hubieran tomado la molestia y si tuvieran alguna representación institucional, podrían acceder a todos esos informes. La carta no está  firmada por la Asociación de Cineastas, ni por el Movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano (MNCVB), ni por alguna organización cultural que sea representativa. Es sólo una jugada velada dirigida a desmantelar la institución, algo que ya se intentó años atrás. Pero no va a suceder, porque somos muchos los que vamos a defender la independencia de la Cinemateca Boliviana, a tiempo de recordarle al Estado que es su obligación apoyar a la cultura.

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Que te ignoren, que te ataquen, que te cuestionen,
que te intimiden, pero que nunca te silencien.
—Bertrand Russsell
 

09 marzo 2024

Donde se cruzan los senderos

(Publicado el sábado 24 de febrero de 2024 en Brújula Digital, Público Bo y Agencia de Noticias Fides)

Onoda sale de la selva luego de 29 años 

La historia de Hiroo Onoda conmovió al mundo. Cuando en marzo de 1974 leí la noticia sobre este teniente del Ejército Imperial de Japón que había finalmente entregado su sable luego de 29 años de lucha contra las sombras de un enemigo que ya no existía, sentí admiración por su perseverancia, su lealtad y su patriotismo y escribí inmediatamente un poema titulado “Samurai”, publicado en mi tercer poemario, Sobras completas (México, 1984): “Te declaran loco, samurai / pieza de museo / rareza a ser fotografiada / el único que no creyó en Hiroshima”, dicen algunos versos.

En ese tiempo la noticia era escueta: Onoda había permanecido escondido durante casi tres décadas en la selva de la isla de Lubang, en Filipinas, a 2.445 kilómetros de Kamegawa, su lugar de nacimiento en Japón, sin saber que la Segunda Guerra Mundial había terminado en 1945 y que su ejército, el japonés, había sido derrotado. Durante muchos años fue una sombra mimetizada con la naturaleza, y desoyó los mensajes que le hacían llegar mediante parlantes y volantes porque creía que eran maniobras del enemigo para obligarlo a rendirse. Nunca se rindió, sobrevivió de manera admirable moviéndose sigilosamente, alimentándose de la selva, sin jamás establecer un campamento. Solo aceptó regresar a Japón cuando un antiguo superior suyo fue llevado a la isla para convencerlo de deponer las armas.

El cineasta Werner Herzog 

La historia también impactó al cineasta alemán Werner Herzog, quien cuenta que 23 años más tarde, cuando le hicieron una invitación oficial a Japón en 1997, le preguntaron: “¿A quién le gustaría conocer?”, seguros de que él diría: “Al emperador”… Sin embargo Herzog no dudó ni un segundo y dijo: “A Hiroo Onoda”. Ambos se reunieron varias veces (Onoda ya tenía 77 años de edad), y Herzog escribió a partir de esas conversaciones su primera novela. 

¿Por qué hizo Herzog una novela, la única que ha escrito hasta ahora, y no una película de ficción o documental, puesto que en ambos géneros ha mostrado excelencia? Pocos como él han descrito de manera tan magistral en el cine las dificultades que se atraviesan frente a una naturaleza hostil. Sus films de ficción basados en hechos históricos, como Aguirre, la cólera de dios (1972) o Fitzcarraldo (1982) son ejemplos emblemáticos, protagonizados por personajes obsesivos y determinados (ambos interpretados por Klaus Kinski). Herzog ha abordado también la complejidad de la naturaleza en documentales magistrales como Grizzly man (2005) y La cueva de los sueños olvidados (2010). Entonces, ¿por qué no un documental testimonial, o quizás una ficción que mostrara a Onoda durante las décadas de sacrificio y sobrevivencia?

Creo que la razón está en las propias experiencias de Herzog relacionadas con su afición de caminante y peregrino, que ha sido registrada en libros testimoniales en los que narra sus largos itinerarios, a veces de varias semanas, a través de Europa.  Hay senderos que se cruzan, y en este caso los de Onoda y Herzog están emparentados en cuanto que ambos subrayan la fuerza de voluntad como valor ético, la persistencia del honor y de la lealtad hacia su gente. Herzog ha respetado siempre a quienes viajan a pie, se identifica con ellos. Ese es quizás el aspecto sobresaliente de la novela, que no es una gran obra literaria, sino un relato pormenorizado de la larga aventura de Onoda, y de su manera de concebir su lugar en la vida. El crepúsculo del mundo (2023) se publicó inicialmente en alemán en 2021, el mismo año que el director francés Arthur Harari dirigió el largometraje Onoda,10.000 noches en la jungla, que no he visto todavía.

La novela de Herzog está escrita con complicidad y cariño por Onoda (que en su momento fue ridiculizado en los medios), por su acto de valentía que parecía carecer de sentido en un mundo donde se había ya “normalizado” la noción de que ciudades como Hiroshima y Nagasaki podían ser aniquiladas con bombas atómicas con total impunidad, peor aún, con aplausos.

La obra abunda en detalles que fueron narrados por Onoda y otros que son producto de la investigación de Herzog, quien se tomó muy en serio la tarea de describir la vida cotidiana en la selva, para hacernos sentir la humedad, el olor del barro, la fuerza de los vientos o de las lluvias tropicales. Cuando finalmente accede a salir de su escondite, Onoda declara: “Hay una tormenta en mi interior…”, sin duda más violenta sicológicamente que las que pudo sortear durante sus 29 años en Lubang.

En el acto de rendición Onoda hizo entrega simbólica de su katana, que a pesar de las inclemencias del tiempo había conservado impoluta, inmersa en aceite de coco para evitar la corrosión. El presidente de Filipinas se la devolvió inmediatamente en señal de respeto. 

Norio Suzuki y Hiroo Onoda en Lubang 

Fue recibido como un héroe en Japón y su vida no acabó allí: dotado de una voluntad de acero, viajó al Himalaya para rendir homenaje a Norio Suzuki -el estudiante que lo buscó y encontró en Lubang- que falleció sepultado por una avalancha de nieve. También vivió una temporada en Brasil, se casó, y vivió hasta morir el 16 de enero de 2014, a los 92 años de edad.

Hay libros biográficos y películas sobre Onoda, pero quizás la novela de Herzog es el más sentido homenaje de alguien que entiende profundamente el sentido de la sobrevivencia.

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Durante todos aquellos millones de pasos se había dado cuenta de que el presente no existía, no podía existir. Cada paso dado era el pasado y cada paso por dar, el futuro. El pie levantado ya había sido, mientras que el pie a punto de pisar el barro aún era futuro.
—Werner Herzog


 

02 marzo 2024

Parlamento de pacotilla

(Publicado en Brújula Digital, ANF y Público Bo el sábado 2 de marzo de 2024)

Violencia en el parlamento de Bolivia

Durante la última semana de febrero de este año bisiesto hemos sido testigos de bochornosas actuaciones en una Asamblea Legislativa Plurinacional que da vergüenza y se equipara a lo más bajo que haya jamás existido en la historia republicana de este pinche país “tan solo en su agonía” (como escribió el poeta Gonzalo Vásquez Méndez).

Hemos visto trifulcas, empujones, golpes, narices sangrantes, polleras al viento y nalgas al aire. Si no fuera por el escenario lujoso de esas escenas lamentables, parecerían disputas en los mercados callejeros, cuando las verduleras se arrastran de las mechas y los puestos se derrumban.

La violencia que está en la genética social de Bolivia, donde todo conflicto pretende resolverse con gritos, empujones, huelgas, crucificados o barricadas belicosas, no es sino una clara evidencia de la incapacidad de crear espacios para pensar, articular relatos y dialogar. Somos mudos a la hora de expresarnos con palabras, y eso corresponde a la ausencia de pensamiento racional. Todo el tiempo me da la impresión de estar viendo gente ebria que se agrede.

Mujeres en la Asamblea Legislativa Plurinacional 

Se ha perdido el mínimo de decencia y de honestidad, como prueba la sesión parlamentaria de la madrugada del viernes 1 de marzo donde se aprobaron por voto secreto créditos internacionales (que serán usados para pagar salarios, no para los fines supuestos). Esto revela que una docena de asambleístas vendieron su voto (o su conveniente ausencia), lo cual se ha convertido en una práctica común en la política masista.

En la ALP tienen un costoso sistema electrónico, que permitiría ver en una gran pantalla los votos de cada diputado o senador, pero no se usa esta forma transparente de votar porque de esa manera se pueden esconder los tránsfugas y filibusteros de la democracia. La corrupción campea, la compra-venta de votos por debajo de la mesa es cosa corriente.

El problema de las semanas recientes comenzó con el pacto político que acordó tratar tres temas en este orden: 1) terminar con los auto-prorrogados, 2) determinar las nuevas elecciones judiciales y, 3) considerar la aprobación de créditos internacionales. A pesar del compromiso, Luis Arce y sus secuaces mostraron que ya no existen “pactos de caballeros” en Bolivia: inmediatamente sabotearon las sesiones y borraron con el codo lo que habían firmado.

Veo a esta asamblea “plurinacional” como un circo lamentable, con payasos no profesionales, animales mal entrenados y equilibristas oportunistas. Son una vergüenza, un bochorno para el país, y además representan un costo humillante cuando la economía está de rodillas. No puede ser que paguemos tantos privilegios, altas “dietas”, viajes innecesarios, vehículos privados y otros privilegios para manka gastos que no merecen otra cosa que irse donde estaban antes.

Cecilia Requena, senadora de Comunidad Ciudadana

Los bolivianos hemos podido constatar que solamente una docena de asambleístas nos representan con dignidad, honestidad y compromiso: Requena, Nogales, Barrientos, Urquidi, Ormachea, Nayar, Alarcón, Astorga, Campero, Aliaga y un puñado más de luchadores por la democracia, capaces de articular ideas y de expresarlas, muy lejos de la masa ignorante del MAS (en sus dos versiones), que no tiene la talla para ocupar curules pero son una mayoría que pretende definir el futuro  de Bolivia con trampas, golpes, escupitajos e insultos. Ya se ha dicho antes: con semejantes padres y madres de la patria, mejor es quedar huérfanos.

No necesitamos un congreso de esta naturaleza, no sirve para nada y le cuesta demasiado al país. Los pocos senadores y diputados que valen la pena serían indispensables en un nuevo sistema de justicia probo y responsable, como magistrados harían un mayor bien al país que peleando con desaforados cocaleros, cooperativistas mineros y contrabandistas de autos chutos que no están preparados intelectualmente para la enorme responsabilidad de legislar, pero se salen con la suya con engaños y sobornos. Los representantes parlamentarios del MAS, evistas o arcistas, tienen cola de paja, no son honestos ni honrados, su comportamiento no es limpio, además de que son incapaces de ser coherentes y de articular pensamientos e ideas. Los escucho hablar y dan pena, empezando por Choquehuanca, el pajpaku de la plaza Murillo, tipo torcido y mentiroso, un impostor que arma su discurso de nivel primario en torno a la Pachamama que él ha contribuido a destruir.

Levantamanos dormidos 

No puede el ciudadano decente soportar más poderes del Estado que están podridos desde la médula. No hay nada que se salve. Además del poder Legislativo que parece una cantina de mala muerte, donde la mayoría de los comensales están ebrios, dormidos o ausentes, tenemos un poder Judicial que opera con magistrados, jueces, fiscales, abogados, notarios y ujieres corruptos, y un poder Ejecutivo sordomudo y autoritario que ha llevado al país a un pozo sin fondo tanto en su economía como en el ejercicio democrático. Tampoco es mejor el poder Electoral, compuesto por una banda de inútiles que no están preparados para los cargos que ocupan con tanta arrogancia.

No queda nada bueno. No hay esperanza. No veo solución. Llevamos un retraso de más de tres décadas con relación a los países vecinos. En la torre del antiguo Congreso, el reloj de Choquehuanca opera hacia atrás de manera funesta: 2006–17= 1989. Son 35 años de atraso.

El país está hecho añicos tanto en sus valores humanos como en su economía y su sociedad. Sobrevive y triunfa el pillo, el que engaña, el que hace trampa, el estafador, y el que miente. Los bribones abundan en todos los sectores de la sociedad nacional: servidores públicos, empresarios privados, periodistas, intelectuales y artistas oportunistas pegados al poder, cooperativistas, constructores, contrabandistas y comunarios que lavan dineros mal habidos, y toda la extensa gama de la economía ilegal y paralela. Los falsos optimismos que perviven permiten que algunos alimenten esperanzas (o comercien con ellas para asegurar su propia sobrevivencia), pero yo solo miro un país cloaca, turbio y fétido.

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La progresiva degeneración de la especie humana
se percibe claramente en que cada vez nos engañan personas con menos talento.
—Charles Darwin (frase atribuida) 
 

22 febrero 2024

El viaje final de Pedro Chaskel

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y ANF el sábado 24 de febrero de 2024)

Pedro Chaskel ©foto AlfonsoGumucio 

No hay semana sin tristeza. La que acaba de terminar registró en las noticias la muerte de Pedro Chaskel, amigo cineasta chileno vinculado a Bolivia, quien falleció el martes 20 de febrero a los 91 años de edad. Pedro estuvo en Bolivia en agosto de 2015, y tuvimos tiempo de pasear y conversar largo y tendido en Sucre. Tomamos algunas fotos en La Recoleta y grabamos una conversación sobre su cine, de la que salió un artículo que se publicó en Página Siete, pero como ese diario ha desaparecido incluso de internet por la mezquindad y desgracia de sus propietarios, rescato una parte del texto para recordarlo a pocos días de su partida.

Luego de muchos años de habernos topado en los festivales de La Habana, lo volví a encontrar con ese mismo carácter comprometido y coherente, aunque con el tiempo miraba las cosas de manera menos apasionada, como muchos que hemos vivido las épocas duras y ahora escuchamos las cornetas del triunfalismo fácil en las épocas blandas.

Una de las primeras películas de Pedro Chaskel como director, Érase una vez (1966), es un cortometraje de cinco minutos que sorprende por su actualidad. La idea es sencilla: una historieta dibujada por Vittorio di Girolamo y animada mediante hábiles movimientos de cámara y una banda sonora eficiente. Llena de simbolismo, es casi cruel: un poeta forma el “Partido de la Primavera”, con flores como banderas. Ese partido cae en manos de otros dirigentes que fundan el “Ejército de la Primavera” que comienza a eliminar a los opositores e incluso fusila al poeta fundador. En el fondo de la banda sonora se escucha la voz de Nelson Villagra imitando un furibundo discurso de Hitler. En pocos minutos tenemos la evolución de un movimiento democrático a un régimen autoritario y de corte fascista. ¿Suena conocido?

Con la sencillez que lo caracterizaba, Pedro calificaba a Érase una vez como una obra primeriza, un simple experimento realizado con pocos medios, en el marco del Cine Experimental de la Universidad de Chile. “No había una intención ideológica, pero de alguna manera es una llamada de atención sobre ciertos procesos políticos”.

Antes de este corto animado, Chaskel había realizado otros documentales como camarógrafo, montajista (ahora se dice editor) o director. Aquí vivieron (1964) fue una colaboración con el antropólogo suizo Jean Christian Spahni (a quien conocí cuando pasó por Bolivia en 1970). Spahni realizó excavaciones en la desembocadura del río Loa, que le permitieron descubrir restos de la cultura Chango. Chaskel y Héctor Ríos documentaron ese proceso con un comentario poético de Ernesto Fontecilla, que lleva las imágenes documentales a otro nivel de creación artística. “Me fascinó el paisaje misterioso y lunar del lugar.  Había que llegar en bote, se tardaba un par de horas en acceder. Ahora pasa por allí una carretera”.

En Sucre, agosto de 2015 

De esa década inicial, su película preferida es Testimonio (1969), que retrata las condiciones infrahumanas del Hospital Siquiátrico de Iquique: “Me pasó algo muy raro, yo no le había dado mucha importancia, pero después del golpe contra Allende algunos colegas me decían buenas cosas sobre el film, de modo que empecé a mirarlo con otros ojos y a valorar sus cualidades. Creo que es una película redonda, que tiene una intención en cada toma, en cada movimiento de cámara. Filmamos en una mañana y la edición la hice en un día”.

Poco antes del golpe militar de Pinochet, Chaskel codirigió con Héctor Ríos el film Venceremos (1970), sobre la situación social y política en Chile durante el proceso de llegada al poder de la Unidad Popular. La película obtuvo un premio en el Festival Internacional de Leipzig, pero a varias décadas de distancia Chaskel me dijo que ese no fue un premio destinado a su obra, sino al cine chileno en su conjunto, un premio político. En el film destaca su forma de mirar la realidad: la cámara toma el tiempo necesario para observar. Las imágenes sin texto, son similares a las que seis años antes había registrado Jorge Sanjinés en Revolución (1964). En ambos films se contraponen imágenes de la pobreza, la injusticia social, la represión y finalmente el triunfo popular. Otras obras, como Aborto (1965) y No es hora de llorar (1971) sobre las víctimas de la dictadura brasileña, confirman su interés por el cine documental.

Pedro Chaskel y Joris Ivens 

En su carrera destacan las colaboraciones como editor con directores del cine chileno, en películas emblemáticas realizadas antes y después del golpe militar de Pinochet, que lo envió al exilio en Cuba durante diez años. Participó en El chacal de Nahueltoro (1969), largometraje fundacional en el nuevo cine chileno, que muchos seguimos considerando la mejor obra de Miguel Littin. Colaboró con Helvio Soto en Érase un niño, un guerrillero y un caballo (1967), editó las tres partes de La batalla de Chile (1974-1977) de Patricio Guzmán, monumental registro documental del periodo de Allende, y apoyó a Jorge Sanjinés en Para recibir el canto de los pájaros (1995): “A Jorge se le metió en la cabeza (yo no tenía la culpa) que las secuencias en las que aparecían los conquistadores españoles debían ser editadas por otra mano. No sé si realmente se nota la diferencia, pero para mi fue una oportunidad de trabajar con él durante un par de semanas”.  

En Cuba hizo varios documentales, el más conocido es Una foto recorre el mundo (1981), donde indaga, en una entrevista con Alberto Korda, cómo este fotógrafo cubano tomó la emblemática foto del Che que ha sido reproducida cientos de miles de veces en diferentes formatos. “El problema de la entrevista con Korda es que él ya había contado el cuento cien veces, y yo quería algo diferente.  Entonces se me ocurrió decirle a Alberto que empezara a contar ese día desde el momento en que se levantó.  Y empezó a contar, de manera que cuando llegó a ese episodio ya estaba totalmente metido en sus recuerdos, y por ello creo que es una de las entrevistas buenas que he hecho”, me contó Chaskel.

Hizo otras dos películas sobre el Ché en Cuba, Constructor cada día, compañero (1982) y Ché, hoy y siempre (1983), pero me dijo que él nunca fue partidario del culto a la personalidad, aunque le interesaba explorar el símbolo.

Pedro Chaskel fue un cineasta emblemático del cine chileno, y es importante recordar su contribución al nuevo cine latinoamericano.

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El cine nunca es arte. Es un trabajo de artesanía, 
de primer orden a veces, de segundo o tercero lo más. 
Luchino Visconti 


16 febrero 2024

Agua bendita

(Publicado en Brújula Digital, Público Bo y ANF el sábado 17 de febrero de 2024)

¿Querían lluvia? Ahí la tienen, pero desbocada y despeinada, ni modosita ni disciplinada. Llega con fuerza y arrasa la precariedad urbana. El alcalde de La Paz dice que no es su culpa, porque no puede “parar la lluvia”. Lo que no dice es que no hizo en la época seca trabajos de mantenimiento y limpieza de bocas de tormenta y alcantarillas, así como mejoras estructurales. Se dedica a adornar plazas y pintar barrios “de mil colores”.

Dibujo de Abecor 

Este es un país donde las autoridades no tienen la capacidad cerebral de mirar el futuro. Apenas ven el presente e improvisan. La ceguera mental de los políticos es proporcional a su oportunismo, y aquí me refiero a autoridades nacionales, departamentales y municipales. Del gobierno central está todo dicho: deberían ser juzgados por haber llevado a Bolivia al colapso en 18 años de mala gestión. La autoridad departamental parece inexistente: el caso de La Paz es patético, con un gobernador dipsómano e inútil. Las municipales están en campaña electoral permanente y esto incluye no solo a alcaldes, sino a concejales, bribones y corruptos. 

Hay dos estaciones: la de lluvia y la seca, y en ambas escuchamos lamentos de autoridades incapaces de planificar y realizar obras de infraestructura que prevean tanto las sequías extremas como las lluvias que derrotan la improvisación. “Ojalá que llueva”, repetían como mantra hace un par de meses. Sólo faltaba que sacaran sus tambores y bailaran en círculo entonando cantos rituales, con Choquehuanca, el pajpaku de la plaza Murillo, encabezando la danza. (No es broma, algunas autoridades hicieron rituales para que llueva). Seguramente el gobierno atribuía la falta de agua a alguna conspiración del imperialismo, en lugar de ver más cerca: la minería descontrolada y la deforestación galopante que se ha producido durante los gobiernos masistas, auspiciada por los decretos de chaqueo de Evo Morales y por la complicidad con bandas criminales de avasalladores.

Gaviones de EPSAS, adornos desde 2016 

Época seca: ¿han visto en algunas plazas los gaviones de EPSAS, para poner encima grandes tanques de agua? No los han retirado desde la crisis de sequía de 2016, los dejaron ahí con la certeza de su propia incapacidad para hacer obras de envergadura y garantizar la provisión de agua. Son el testimonio en piedra de la ineficiencia y de la falta de planificación. Parecen esculturas mutiladas, pero a nadie le importa porque nos hemos acostumbrado a vivir entre escombros. En Ciudad de México (y otras) se trae agua desde 100 km de distancia y se hacen grandes obras de infraestructura con una visión de 20 o 30 años hacia el futuro. Pero en la cabecita ignara de nuestros burócratas la planificación no existe, así que apuestan al desastre y simplemente ruegan que llueva para no dejar al desnudo su inoperancia estéril.

Este es el ciclo de la lluvia, explicado con chuis: los árboles funcionan como bombas de agua que succionan la humedad del subsuelo y la liberan en el aire a través de sus ramas y hojas. Hay árboles que pueden evaporar hasta mil litros de agua cada día. Esa cantidad, multiplicada por millones de árboles que todavía no han sido abatidos o quemados, permite que la humedad amazónica se transporte en la atmósfera como un “río volador” impulsado por los vientos y por el vapor de los océanos, hasta llegar a la cordillera de Los Andes donde las montañas lo reservan en forma de hielo y nieve, que luego alimenta los ríos y la tierra para la agricultura. Es un ciclo completo, cristalino para entender. Pero los depredadores no entienden porque no les da la gana. Y no sólo los “interculturales” y cocaleros avasalladores de tierras, tampoco entienden los empresarios soyeros y ganaderos que se benefician de la destrucción de los bosques. Y hasta los científicos se equivocan, pues habían predicho una larga “niña seca”.

calles inundadas en La Paz

Época de lluvias: la bendición del agua tiene su revés: castigo divino. Pedían agua, y la tuvieron: los ríos crecieron y se desbordaron, llevándose pedazos de plataforma asfáltica y destruyendo sembradíos. En las ciudades, los deslizamientos dejaron sin casas a ocupantes ilegales de terrenos deleznables. Pero nos salvamos otra vez de la sequía: se llenaron las represas de agua que alimentan La Paz con agua impotable, envenenada por la minería salvaje de cooperativistas (chinos o locales) que opera impunemente en las faldas de las montañas.

“Fuerza Negrito”, mucha propaganda y poca prevención  

Las obras mal construidas (tanto edificios en las ciudades como caminos, puentes y cunetas en el campo), desvían los cursos naturales, alteran la conducta hídrica del subsuelo y ponen en riesgo las propias obras que no tomaron en cuenta el impacto ambiental. Después todos lloriquean cuando se hunden caminos y se caen casas y edificios. No se respeta ninguna norma de construcción, basta tomar el teleférico en La Paz para ver abajo el caos de la ilegalidad.

Cualquier estudiante sabe que la disminución de bosques es la causa de la ausencia de lluvias y de su violencia cuando finalmente llegan. El equilibrio natural que permite a los bosques crear humedad para que llueva y para que las montañas recuperen su cobertura de nieve, lo entiende un adolescente, pero no los ministros paquidermos y los técnicos ociosos de las instituciones estatales, tan frondosas en funcionarios públicos inútiles. 

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When it comes to paying contractors, the sky is the limit;
when it comes to financing the basic functions of the state, the coffers are empty.
― Naomi Klein 


10 febrero 2024

Peripecias fronterizas

(Publicado en Brújula Digital, ANF y Público Bo el sábado 10 de febrero de 2024)

Se ha dicho (y lo ha demostrado Carlos Hugo Molina varias veces en sus análisis y propuestas) que el turismo podría ser para Bolivia una industria rentable y de excelencia, pero esa posibilidad se hace cada vez más remota por un factor negativo determinante: los bolivianos.

La quema de domos del Hotel Kachi Lodge en 2021

Por un lado, la incapacidad de hacer las cosas bien, con honestidad, dedicación y buena organización. Por otro, la nulidad de las políticas públicas en el sector de la “industria sin chimeneas”. Además, la convulsión permanente del país, que puede no tener la dimensión de la violencia sangrienta de México o Guatemala, pero que de manera irritante corroe cotidianamente cualquier posibilidad de construir: bloqueos de caminos y ciudades, avasallamientos de emprendimientos turísticos (quema de domos en el salar de Uyuni), deforestación y minería salvaje que amenaza lugares patrimoniales (Chiquitanía) o espacios de diversidad natural privilegiados (Madidi).  

Ladrillo de construcción que afea la ciudad

  

 Nuestras ciudades son cloacas abiertas (La Paz es un ejemplo), con basurales incontrolables, un cablerío insoportable que afea el panorama urbano, construcciones de ladrillo visto que nunca revocan y pintan para no pagar los impuestos que corresponde, tráfico insoportable (la policía ausente y corrupta), ausencia absoluta de planificación urbana y de visión de futuro.

En esas condiciones, Bolivia no es un “gran” destino turístico como se nos quiere hacer creer, y el turismo de alpargatas que llega gota a gota representa una fracción mínima de los ingresos nacionales, cuando podría ser uno de los tres principales rubros del Producto Interno Bruto.

Un reciente viaje por tierra hasta Arequipa, invitado para dar un taller de cine, me permitió constatar una vez más la precariedad de nuestros servicios comparados con el país vecino. Y no solo la precariedad, sino también la corrupción del contrabando.

Les cuento. Aunque había comprado el boleto en una flota que supuestamente era “la mejor”, con confortables asientos tipo cama, aire acondicionado y otras ventajas, en el momento de embarcar me subieron sin mayor explicación a un bus de otra empresa, Trans Salvador, que no contaba con las ventajas ofrecidas (WiFi, entre otras), pero sí con un baño maloliente y cochino.

El bus con destino final Puno paró en la aduana y migración binacional en Desaguadero (que funciona bien gracias a los peruanos), y apenas pasar la frontera se detuvo junto a una gasolinera, para ordeñar el combustible, a vista y paciencia de los pasajeros que parecían ya acostumbrados a esas artimañas corruptas. El mismo carburante que le compramos a Perú a un precio tres veces más alto y que se vende en Bolivia subvencionado, era traficado de regreso a Perú en un autobús de pasajeros de la empresa Trans Salvador (cuya placa tengo registrada) que probablemente tenía un doble tanque. No creo estar revelando nada nuevo, es seguro que las autoridades fronterizas lo saben, pero son cómplices.

Viajar en cualquier “flota” boliviana significa, además de lo que acabo de contar, que el chófer hará múltiples paradas no autorizadas, para recoger pasajeros en el camino y cobrar sin darles factura. Los choferes son, ya se sabe, corruptos.

Las empresas de buses de Perú y Bolivia se diferencian como el día y la noche. En Puno, abordé un bus de Transportes Zolórzano con destino a Arequipa: impecable, cómodo, con asientos cama verdaderamente reclinables.

De regreso, una semana después, usé los servicios de Cruz del Sur, la mejor empresa peruana, que presta un servicio impecable y sale puntualmente como anuncia. Su mostrador en Arequipa es como el de un aeropuerto, con sala de espera y personal uniformado. Ofrece comodidad y seguridad, y el viaje hasta Puno fue placentero, directo, sin una sola parada en el camino. Una empresa en serio, no la porquería que tenemos en Bolivia.

Pero de Puno a La Paz, otra vez la pesadilla de la empresa boliviana Trans Salvador (la única que hace el trayecto por Desaguadero a esa hora), cuyo autobús llegó con dos horas de retraso desde Cusco, y ni siquiera entró a la Terminal de Puno, por algún sospechoso motivo que sólo el chófer conoce. Los tres pasajeros que debíamos abordar en Puno tuvimos que tomar un taxi para alcanzar al bus, aunque esto parezca surrealista. Llovía copiosamente y el asiento que “teóricamente” me habían asignado estaba ya ocupado, de modo que tuve que sentarme en otro que tenía una gotera que en pocos minutos me mojó la cabeza, el pantalón y todo el asiento. Un parche de tela adhesiva mal colocado no impedía que el agua fluyera.

Mil formas de contrabando en todas las fronteras de Bolivia

Antes de pasar la frontera el bus paró para bajar varias cargas de limones… Luego de pasar la frontera estaban “por milagro” las mismas cargas de limones listas para subir de nuevo en la flota Trans Salvador. El contrabando sin disimulo, hace lo que le viene en gana.

No hay a quién quejarse, nadie sanciona a las empresas infractoras, ODECO no sirve para nada, es una burocracia inútil. ¿Por qué no se autoriza a Cruz del Sur o a Zolórzano que presten servicio transfronterizo hasta La Paz? ¿Por qué somos rehenes de las mafias del transporte?

El bonito sueño de vivir del turismo no se puede hacer realidad mientras prevalezca el engaño, la trampa y la desidia. En la base está la ausencia de una educación de calidad y la normalización de la corrupción en toda nuestra sociedad.

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El dinero piensa; el dinero dirige: tal es el estado de las culturas decadentes.
—Oswald Spengler